martes, 28 de enero de 2014

Dame la mano



Dame la mano y no la sueltes,

que te quiero y no quiero perderte,
que soy pequeño y tengo miedo,
que es oscura la noche.
   
Padre, abrázame;
abrázame y no me sueltes,
que te deseo y deseo tenerte,
que soy niño y necesito calor,
que es fría la noche.
   
Padre, dime,
cuéntame y no dejes de hablarme,
que estoy solo y necesito sentirte,
que no soy nada y necesito tu voz,
que es silenciosa la noche.

Padre, mírame,
que te amo y necesito verte,
que soy tu hijo
y deseo la luz de tus ojos,
que es ciega la noche.
   
Padre, ayúdame y no me dejes,
que es larga la noche.

sábado, 25 de enero de 2014

Concédeme, Señor ser como un niño

Señor,
concédeme el don de ser como un niño
para saber mirar
a los demás con transparencia.
El paso de los años ha cargado mi vida
de suspicacias,
temores,
cobardías,
tristezas,
que me pesan
como un fardo sobre la espalda.
Concédeme el don de volver al principio,
de saber confiar en los demás,
de tener esperanza,
de saber compartir con limpieza
lo que de Ti he recibido.
Vuélveme niño otra vez,
para recibir de Ti la promesa de felicidad.
Quítame toda desconfianza,
toda ansiedad,
todo egoísmo,
todo pecado,
que me impide llegar hasta Ti.
Si yo no Te alcanzo,
vuélvete, Señor, a mí.
Mira a tu pobre siervo
y ayúdale a ponerse en pie de nuevo,
como un padre ayuda a su hijo.
Concédeme el don, Señor,
de la vida primera de un niño.

viernes, 24 de enero de 2014

miércoles, 22 de enero de 2014

La ternura de Dios se manifiesta en los signos

La ternura de Dios se manifiesta en los signos  AQUI

lunes, 13 de enero de 2014

Con toda la ternura de mi corazón


CON TODA LA TERNURA DE MI CORAZÓNCRISTINA PLAZA, redactora de Eclesalia Informativo, eclesalia@eclesalia.net
MADRID.
ECLESALIA, 10/01/13.- Hemos tenido la suerte de que nuestras hijas acudan a una escuela infantil cercana con un equipo humano valiosísimo. En ella las peques se encuentran como en casa, en un ambiente familiar, con educadores cariñosos y atentos, convencidos de que su labor es educar, no solo “guardar” niños y ocuparse de su aseo, creativos, con iniciativa y trabajando en equipo, por algo son una pequeña cooperativa. Las familias dejamos a nuestros hijos e hijas en la escuela sabiendo que van a recibir atención y cariño, con gran confianza y admiración hacia los educadores.
Hay distintos colores de piel, distintas creencias, distintas configuraciones familiares, distintos idiomas, distintos orígenes, distintas economías familiares… Y en esa diversidad todos los niños se perciben iguales, sin saber quién tiene más y quién tiene menos en su casa.
En estos tiempos de crisis por primera vez el equipo educativo nos ha llamado a las personas que dedicamos parte de nuestro tiempo a estar en la asociación de padres y madres para pedirnos ayuda. Y así hemos descubierto que algunas familias tienen graves problemas que combinan varios elementos tales como trabajo precario, paro, prestaciones económicas por desempleo o por ayudas familiares o ningún ingreso, amenazas de desahucio, ausencia de apoyo familiar, malos tratos, familias numerosas, familias monoparentales… Un cúmulo de necesidades que no reciben respuesta desde la Administración y que les están ahogando.
Se me ha encogido el corazón cuando nos han contado las situaciones de los más críticos. Los educadores tratan con delicadeza y cariño a todos los niños y asumen los gastos de la mensualidad, los pañales, los productos de aseo… pagando de su bolsillo las cuotas de aquellas familias que no tienen dinero. Su solidaridad ha permitido mantener a todos los niños escolarizados, que ninguno haya tenido que irse por no poder asumir los pagos porque saben que en algunos casos en su casa estarán peor, sin calefacción porque no pueden pagar los recibos, sin apenas comer porque no hay dinero, entre peleas familiares porque no hay trabajo… Gracias a su generosidad pueden ir a la escuela, comer y llevarse a casa la cena (ya que en cocina siempre les preparan algo).
Nos han contado todo esto cuando nos hemos juntado para ver cómo repartíamos la pequeña cantidad de dinero del bote solidario que pusimos en la fiesta de Navidad, cuando un grupo de papás y mamás preparamos una obra de teatro para los niños y familias. Nos han pedido destinar el dinero a pagar cuotas de comedor pero apenas llega… Nos hemos llevado como tarea pensar qué acciones podríamos realizar para recaudar dinero y poder ir pagando cuotas de comedor de aquí a final de curso, confiando en que haya familias que mejoren su situación y puedan pagarla, sabiendo que habrá familias que empeoren y necesitarán ayudan. Son bienvenidas todas las buenas ideas.
En mí bullen sentimientos intensos: admiración hacia los educadores y educadoras que, si hasta ahora eran admirables por el trabajo que desempeñaban con nuestros niños, ahora me resultan más admirables porque son capaces de cuidarlos asumiendo los gastos que no pueden pagar algunas familias con discreción y cariño. La pobreza muestra uno de sus rostros, esta vez junto a mis hijas pequeñas. Estas situaciones se dan en muchos lugares a los que nos acercan los medios de comunicación, la famosa crisis se ceba con los que menos tienen; descubrir sus efectos en rostros infantiles me conmueve aún más.
Desde el Evangelio Jesús nos invita a estar con los pobres, los necesitados… y yo hoy los he descubierto en un sitio inesperado, en una escuela infantil donde los niños son queridos y cuidados y no viven los problemas que los mayores tenemos entre manos, en un lugar donde he experimentado la Buena Nueva: Jesús se ha hecho niño y me invita a cuidarle con toda la ternura de mi corazón. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).